La determinación del Municipio de Villa Tunari de construir un camino vecinal que una a esta capital con varias comunidades locales, ha puesto en entredicho su voluntad ecologista y su propia norma de conservación del Parque Machía, declarado mediante ordenanza Municipal como área protegida municipal y zona de preservación del ecosistema” el año 1993, además del establecimiento de “refugio de animales” desde el año 1996, por este ente público.
El Parque Machía con alrededor de 36 hectáreas, es administrado por la Comunidad Inti Wara Yassi, hace 12 años, mediante un convenio de comodato, y cuya importante labor en procura de la rehabilitación de animales silvestres rescatados del tráfico ilegal, circos, zoológicos o cautiverio doméstico, ha trascendido en el mundo, medios como Animal Planet, Discovery Channel, o entidades como Ashoka, Quest Overseas, y otras decenas valoran su trabajo, además, de haber consolidado un proceso –único- de voluntariado en conservación, donde miles de personas de prácticamente todos los continentes del mundo van hacia el trópico de Cochabamba para brindar su tiempo y recursos.
Ha rescatado a miles de animales, logrando que muchos vuelvan a su estado natural, y otros que no podrán disfrutar de esa posibilidad por el daño hecho en su cautiverio que les imposibilitaría su autodefensa, por lo tanto destinados a la semilibertad o cuidados de toda la vida.
Los fundadores de la Comunidad, han dejado de lado cualquier pretensión de vida por esta loable labor. Durante más de una década los hemos visto bregando por su proyecto y ganando espacios con reales dificultades, tal como ahora enfrentan.
Tania Baltazar, principal responsable de Inti Wara Yassi, en Villa Tunari, manifestó que el Gobierno Municipal, les notificó el pasado 20 de agosto que tenían un plazo de 10 días para que su comunidad abandone el Parque Machía, puesto que se iniciará la apertura del camino; poniéndolos en verdaderos aprietos de trasladar a 630 especies de animales de monos, loros y felinos. Además, que esta comunicación significa la expulsión de la organización del lugar; sin respeto a la infraestructura propia y construida, fruto de más de una década de permanencia.
Mientras que las autoridades argumentan la necesidad de este camino que contradictoriamente destrozará el ecosistema local que fuera otrora puesto en la resolución que lo crea.
El periódico Los Tiempos, al respecto publicó recientemente la aseveración de la “ambientalista del Colegio de Arquitectos, Natalia Vega, [quién] informó que la tala en esta región afectará directamente a Cochabamba, pues los árboles de este lugar impiden que las nubes que llegan cargadas de agua hacia la capital, permanezcan en la región, lo cual podría provocar mayor sequía”.
En todo caso, en la argumentación municipal, no se tiene en cuenta, justamente el impacto ambiental, salvo cuestiones socio económicas de 5 comunidades beneficiadas con una población de poco más de 600 personas; y que los recursos económicos y adjudicación de la obra ya han sido asignados. Además, de la construcción de un mirador “en forma de loro”.
No, consideran –por otro lado- el beneficio económico que significó la presencia de Inti Wara Yassi, en Villa Tunari, puesto que ha convertido al municipio en un referente importante nacional de conservación y rehabilitación de animales; pero sobre todo de turismo que ha generado una fuente de ingresos por la cantidad de visitantes nacionales y de otros países que por miles visitan el lugar anualmente.
Inti Wara Yassi ha recurrido al Defensor del Pueblo, habiéndose logrado una “ampliación del plazo para que abandonen el Parque, en dos meses”. De igual manera está en trámites para que otras autoridades departamentales y nacionales intercedan por ellos. Argumentan, a su vez, que el suelo es muy frágil y de permanentes deslizamientos, por lo tanto, un camino más que beneficio traería efectos ambientales adversos.
Empero, las contradicciones suman y siguen, el municipio manifiesta que tiene la ficha ambiental, mientras que el representante del Defensor del Pueblo, Augusto Siles, aseguró lo contrario, puesto que los funcionarios municipales no entregaron este documento imprescindible para cualquier tipo de actividad, sobre todo en construcción civil. A su vez, el municipio afirma el consenso de la población local para que la Inti Wara Yassi, abandone el Parque, mientras que ambientalistas del lugar, manifiestan que el proyecto no fue consensuado.
En todo caso, en pleno siglo XXI, y ante la crisis ambiental global, presenciar este tipo de actitudes, no sólo llama la atención y da lugar a la crítica, sino que señala que la planificación edil tiene serias resquebrajaduras en cuanto a concepto y práctica: ¿acaso no es contradicción la amplia difusión de la vocación ecológica municipal de Villa Tunari, puesta en revistas, medios y pancartas, rompiendo su área protegida?
Tampoco se trata de negar las posibilidades de crecimiento económico y acceso a comunidades alejadas de la capital, pero, se pueden hallar otras salidas y vías, en un momento donde las tecnologías nos brindan posibilidades al ingenio y bajos presupuestos, no sólo como parte del desarrollo sostenible, sino, del sentido común.
La Comunidad Inti Wara Yassi, tiene todo el derecho moral de reclamo por su labor en el país, si bien tiene muchos detractores y críticos, habrá que equilibrar la balanza, cuándo cuantificamos la magnitud de lo que han realizado en pos de la vida silvestre –en dos décadas de actividad - respecto a cuánto hemos aportado, como Estado, para evitar la degradación de hábitats nacionales.
El hecho de hacer un mirador “en forma de loro”, no mantendrá la vocación ecológica municipal de Villa Tunari, sino por el contrario será un monumento a la ingenuidad o el absurdo.
Agradecimiento: A Juan de Sarco (
http://juandesarco.blogspot.com/), por alertar a
Observancia®, respecto a este problema, lo habíamos considerado, pero su comunicación nos impulsó para hacerlo público con mayor premura y dotarnos de más datos directamente con los amigos de
Inti Wara Yassi.
Fotos: Gustavo Cardoso / Parque Machía / Julio 2008