Las consecuencias, son en muchos casos inestimables por sus amplias repercusiones, en lo político, lo social, lo jurídico, ambiental, demográfico, económico, territorial, etc. es decir con una trascendencia intrínseca no sólo al desarrollo de nuestra sociedades sino, a la misma existencia de nuestra especie y de otras que hacen a todos los ecosistemas y los recursos naturales.
Nótese solamente la siguiente alocución “en el futuro el impacto de estos cambios en los ecosistemas y en la sociedad humana puede llegar a ser realmente profundo. Tal vez el impacto más desastroso, si llegara a ocurrir, sería la muerte regresiva de la selva amazónica, con grandes áreas convertidas en sabana” (De la Torre, Fajnzyler, Nash, John: 2009: 13). Con la misma severidad, se notarían cambios en las áreas tropicales y montañosas; el retroceso de glaciales que ya comienzan a evidenciarse en la parte andina, los riesgos de sequías e inundaciones, son una leve demostración de lo que viene ya aconteciendo.
Teresa Flores*: Hay gente que cree que el clima no es parte del medio ambiente… el clima es un componente integral del medio ambiente. En el funcionamiento de atmósfera intervienen los ciclos del carbono, el nitrógeno, el oxígeno, etc., que están relacionados con el funcionamiento de los ecosistemas y la vida en el planeta. No se puede pensar que se trata solamente de reducción de emisiones de carbono, sino de la conservación de los ecosistemas del planeta, ya que todo está interrelacionado. Hay que ver el problema con una visión holística, y no sectorial como lo hacen los negociadores de la CMNUCC**.
Por eso, no creo que el problema se resuelva en la COP15, tiene que existir una visión global y ecosistémica de la crisis ambiental global, e instaurarse un sistema de gobernanza ambiental global (…).
El calentamiento global conlleva una acelerada extinción de la biodiversidad, la acidificación de los océanos y la pérdida de especies, así como a una serie de problemas colaterales, de disminución de la producción agrícola y, en consecuencia, de aumento del hambre en el mundo. Entonces tiene que haber un mecanismo de gobernanza ambiental global que ponga fin o sancione a ciertas actividades o a empresas que están haciendo un daño muy grande al medio ambiente, o a países que realizan actividades o proyectos que efectos nocivos en la biósfera o que tienen emisiones muy altas. Lamentablemente los acuerdos ambientales, hasta ahora han servido para hacer muchas reuniones internacionales, pero no han dado resultados efectivos y esto tiene que cambiar si queremos evitar el colapso de los ecosistemas de la tierra y de la población humana.
Edwin Alvarado***: “Nuestra expectativa es que salga humo blanco en Copenhague, hay quien dice que allá no se termina de definir las posiciones, pero tenemos las esperanzas, no sólo porque era urgente comprometer al país históricamente más contaminante del mundo como es Estados Unidos, las expectativas son favorables”.
* Pro defensa de la Naturaleza – PRODENA.
** Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
*** Liga de Defensa del Medio Ambiente – LIDEMA.
Stern Review 2007: La economía del cambio climático, Foreign & Commonwealth Office, Stern Review, HM Treasury, Londres, (32 pp.)
De la Torre, Augusto / Fajnzyler, Pablo / Nash, John 2009: Desarrollo con menos carbón, respuestas latinoamericanas al desafío del cambio climático, BM, (98 pp.).